miércoles, 17 de octubre de 2007

LA RÉPLICA DEL MALETÍN LITERARIO


César Adolfo Valdebenito

¿Cómo un escritor “escritor” puede pensar de forma corrupta, poco seria, llena de patetismo y mentirosa? La respuesta la dieron Alberto Fuguet y Álvaro Bisama en sus respectivas columnas del domingo de la Revista de Libros de El Mercurio. Los dos escribieron sendas columnas defendiendo, desde sus maltrechas trincheras, El Maletín Literario. El lector, al final de cada columna, no sabe si los disparates de Bisama son más reprochables que los disparates de Fuguet o viceversa. Y entonces llegan estos dos señoritos. ¡Los señoritos Fortíssimos! Llegan para interpretar con tal brío lo del maletín Literario, con ese ritmo y alarde que aseguran que noquean. Pero yo tengo el alma sin afeitar, y siempre al borde de un precipicio y les empiezo a dar. ¿Qué nos dice Fuguet? Parte afirmando que no le interesa participar en el debate nacional y, a reglón seguido, escribe esta columna a página completa en el diario de mayor circulación del país justificándose por todos los flancos. Dice que en otra época tenía serios reparos con el Maletín, pero que al ser llamado por teléfono por un ángel del poder, se le iluminó la sesera y cambió de opinión, es decir en un santiamén al farsante se le ocurrieron unas cuantas excelentes razones para aceptar de buen gusto la nominación. El lo justifica de muchas formas, pero nunca menciona el suculento billete que se le pagó, es interesante porque ¡nunca ningún jurado lo menciona! Y Fuguet recalca que antes de ser designado “…era, desde luego, como buen escritor, muy escéptico”, esas fueron las palabras. Y comienza con las mentiras de siempre y la farsa: “que se me ocurrió que si todos iban a decir que no, ¿quién diría que sí?”. ¿Qué razonamiento más hueco e incomparable?, y así damos inicio a la invocación del cliché y al comienzo de la trivialización de la experiencia del Maletín Literario, sin embargo lo que resulta inverosímil es la solemnidad y la sensación de autoridad que tiene el “escritor” al expresarlo. Le quiero aclarar a Fuguet que veinte escritores aceptaron de muy buen agrado y le puedo revelar que podemos encontrar más de cien que aceptarían con más codicia, alegría y patriotismo que él. ¿Cómo tan básica y cómica su argumentación? La verdad es la verdad. Estas son las espantosas irregularidades que definen los asuntos humanos. Y luego afirma, taxativamente, que no se arrepiente. Cómo si alguien fuera a pensar que se arrepiente, eso solo se condice con el nivel de su calaña, sin más, simple y llanamente. Así de claro. Luego explica que no cree que las familias modestas y pobres salgan a vender los libros regalados. ¿En qué mundo vive el lacayo Fuguet? ¿Cuando un ser humano tiene hambre está pensando en leer? Lo que explica lo mal escritor que es, no conoce el alma humana, no conoce los oscuros recovecos del ser humano, solo los vive con todos sus vicios, ya que es un escritor vicioso, viciado. Y así, suma y sigue. En cambio, ¿qué nos dice Bisama? Me da pudor dejarlo en vergüenza, pero lo debo hacer. Bisama parte atacando a la escritora Marta Blanco, diciendo que se comporta como el profesor Banderas porque la escritora asegura que un niño de 7, 8 o 9 años no va a ser capaz de entender libros como Cien Años de Soledad. Según Bisama, el niño, va a hacer capaz. Me gustaría que Bisama me diera el nombre de un solo niño que sea capaz de hacerlo. Bisama se habrá preguntado si a esa edad al niño le interesa leer semejante historia, EN LA CUAL LA MITAD DE LAS PALABRAS NO LAS VA A ENTENDER. Me refiero a eso y a nada más que eso y lo digo literalmente. Si Bisama cree que un niño va a estar con un diccionario buscando cientos y cientos de palabras que no sabe el significado, si el energúmeno de Bisama cree eso, es porque Bisama es un estúpido redomado hasta los tuétanos. Y eso, Bisama, no es subestimar a la gente ni su capacidad lectora, ya que no es gente cualquiera; SON NIÑOS DE ESCASOS RECURSOS. Y entonces, Bisama trata a Marta Blanco de pequeño profesor Banderas (y quiero aclarar que ella no es santo de mi devoción, todo lo contrario la encuentro una pésima escritora), pero, ante esto, debo aclarar que Bisama debe ser el mono que parió al tal Banderas. Y es a ese tipo de vocinglero al que le da tribuna El Mercurio. Es claro, Bisama no parece un tipo que va a tocar el piano sino, más bien, el operario de mudanzas que va a llevárselo.

Estoy seguro que los ideadores del Maletín son unas personas sencillas, hechizados por una idea fantástica que les era imposible llevar a cabo de una manera racional, pero por la que estaban entusiastamente dispuestos a sacrificarlo todo: la claridad, la buena voluntad, incluso su propia cordura. Ya que esa idea fantástica implicaba otras fuerzas, unas fuerzas en constante movimiento, la complicada red oculta de intereses extendida hasta el límite, la batalla constante para obtener ventajas, la subyugación que no cesa, la ironía, la bufonada, las colisiones y las colusiones entre facciones, la jerga taimada de la moralidad, el déspota benigno que es la convención, la conveniencia, la inestable ilusión de la inestabilidad. Y vuelvo a preguntar ¿se necesitan veinte escritores pagados para elegir esa mierda de maletín literario?

martes, 16 de octubre de 2007

I CHING



MARISOL MONTERO

El I Ching, conocido también, como Libro de las Mutaciones es probablemente el texto más antiguo que la humanidad haya conservado.

Por razones que no voy a comentar en este modesto artículo, esta maravilla llegó a mis manos hace ya, algunos años y hoy día quiero compartir importantes datos acerca de el. Tal como indicaba al comienzo de estas líneas, el I Ching es considerado probablemente el libro más antiguo del mundo y una de las manifestaciones más importantes de la Literatura Universal. Entre las versiones directas del chino arcaico a lenguas occidentales, destaca sin lugar a dudas, la de Richard Wilhelm, difundida en alemán, inglés, italiano y francés. Según conocedores dedicados al estudio de este libro, es la traducción más atinada y confiable, no sólo en la reproducción de sus fundamentos filosóficos sino también en la aplicación práctica de sus sentencias. Contiene la sabiduría aforística de los chinos reunidas hace tres mil años, y sin embargo es un Libro absolutamente vigente. Impresiona constatar a través de sus hojas como coincide con la concepción actual del mundo. Toda la cultura china y de Japón, desde las ciencias naturales hasta la política, pasando por un conglomerado de ramas, personas y situaciones creadas por el ser humano, estadistas y pensadores confían su destino al conocimiento y sabiduría que encierra este gran libro. En la literatura china se indican cuatro santos como autores; Fu Hi, El Rey Wen, El duque de Chou. El pensamiento fundamental de toda la composición del libro es la idea de la mutación. Cierta vez el maestro Kung Tse (Confucio) se detuvo a orillas de un río y dijo ´´así todo va fluyendo como este río sin parar, día y noche¨. Lo cierto es que mediante la mudanza y transición de estas energías se construye la existencia; así la mutación es una constante de lo uno en lo otro. Y el segundo pensamiento fundamental del libro es su doctrina acerca de las ideas; enseñanzas que se vinculan a Lao Tse como a Kung Tse. Lo que ocurre en lo visible es efecto de una imagen; de una idea situada en lo invisible. No es apropiado banalizarlo como un libro que predice el futuro ni un libro de esoterismo, porque así pierde su real sentido, que es más bien un método de exploración del inconciente individual y colectivo y que nos abre posibilidades frente a situaciones concretas de nuestra vida, donde nos deja en plena libertad, para que seamos nosotros los que tomemos las decisiones fundamentales de nuestra propia vida.

¿QUÉ SE DICE DE PEDRO LEMEBEL?


MARTA TAPIA

Pedro Lemebel nació en 1955 en Santiago, es escritor y artista visual. En la década del 80, junto a Francisco Casas formaron el colectivo de arte "Las Yeguas del Apocalipis". Ha publicado: "Incontables"; "La esquina es mi corazón"; "Loco afán"; "Tengo miedo torero". Gran parte de su texto: "De perlas y cicatrices" fue leído como crónicas en la radio “Tierra” de Santiago.

Hay que precisar también que dos obras de Lemebel fueron llevadas al teatro: “Loco Afán” en el año 2000 y “De perlas y cicatrices” en el 2001. Ambas obras fueron saludadas tanto por el público como por la prensa.

Cronista de los márgenes, símbolo del activismo gay y la resistencia contra la dictadura pinochetista.

“No se puede hablar de la literatura chilena actual sin nombrar a Pedro Lemebel. Este escritor se ha convertido en pocos años en EL escritor por excelencia, haciendo descubrir al lector otro mundo, otro Chile. Ese Chile escondido o, mejor dicho, el Chile que nadie quiere ver. Un Chile que, justamente, Lemebel sabe pintarnos de color rosa. Por primera vez, se le otorga la palabra al homosexual, al roto, a la prostituta y al “gallo” de la esquina que nadie ve”. (El canillita Nº 59, 2002).

¿QUÉ NOS DICE LEMEBEL?

Convertirse en Escritor:

“Lo decidí cuando me pagaron la primer crónica que publiqué en la Revista Página Abierta, a fines de la dictadura. Para los pobres, esto de escribir no tiene que ver con la inspiración azul de la letra volada: más bien lo define e impulsa el estruje de la supervivencia. No creo en una forma natural de la expresión. No nací con una estrella en la frente, como dice Violeta Parra”.

Activismo:

“Para mí siempre hay una decisión política que detona la puesta en escena de mis irrupciones en el campo cultural. Es más, los géneros –escritura, visualidad, activismo- se contaminan de acuerdo a la pulsión de mis afectos y resentimientos. Por otro lado, lo preformativo de mi trayectoria político-cultural existió siempre, lo coliza (de “loca”, homosexual, en Chile) se me notaba desde el satélite. Siempre fui un cuerpo notorio en su deseante sexualidad transversal. Nunca salí del clóset, en mi casa humilde no había ni ropero. La palabra performance, cuyo significado desconocía, la entendí como un pasaje a Nueva York: a la larga el tiempo me dio la razón”.

Aceptación:

“La catedral literaria se yergue sobre las plumas del clóset; a mí me aceptan con una risa torcida, debe ser porque la crónica marica no compite con los géneros sacralizados por el cánon literario. Me toleran con una náusea educada, se refieren a mí como ese refinado escribidor de manos tan blancas.”

Luego de intentar una aproximación para conocer quién es Lemebel, descubro qué me seduce del escritor: su carácter y decisión para interpelarnos en cada oportunidad que se le presente. Sea a través de la expresión de sus ideas y experiencias de vida o, por medio de la denuncia que realiza en las entrevistas y, por supuesto, mediante su literatura controvertida y deslenguada. Lemebel utiliza todos los recursos a su alcance para transmitirnos su visión de mundo y particularmente su visión del mundo homosexual.

“LOCO AFÁN”

Su libro “Loco Afán” se compone de una serie de textos que hablan de cómo transcurre la vida de “las locas” como se refiere él a los trasvestis y gay que conforman un mundo surgido en la clandestinidad y en la marginación social, donde encuentran su espacio para vivir su opción homosexual y también para morir por el flagelo del Sida. “Las estrellas, pintadas en positivo y negativo, reafirmaban la poética del título de la acción «LO QUE EL SIDA SE LLEVÓ».” (La muerte de la Madonna).

Las historias que forman este libro, me impresionan por la crudeza con que se narran la miseria humana y el dolor de un grupo de seres humanos, marginados. Pero también, me deja perpleja el observar que no se victimiza a los protagonistas, al contrario, ellos manifiestan gran orgullo de ser homosexuales. Siento que de esta forma, se rompe un gran tabú al visibilizar esta realidad que nos permite conocer una parte escondida de nuestro país y humanizar a aquellos que, por años, hemos satanizado con el estigma del pecado, desconociendo así su calidad de personas y sus muchas virtudes.

“De aquí no me llevo nada, porque nunca tuve nada. Y hasta eso lo perdí.” (La noche de los visones).

Me llama la atención como, a través de los relatos, hechos en un vocabulario tan descarnado e insolente, pero a la vez marcado por el humor, rayando en el humor negro, Lemebel logra presentarnos una crítica incisiva y mordaz de la sociedad. “Ella se compró la epidemia en Nueva York, fue la primera que la trajo en exclusiva, la más auténtica, la recién estrenada moda gay para morir”. (La noche de los visones).

“La mortecina penumbra que apenas deja ver la miseria de trapos, cartones y rastrojos de fruta donde patina el taco aguja de la Regine. La loca da un tropezón medio borracha, medio mareada por el AZT que tanto cuesta conseguir. Y sin embargo llega de contrabando, o se consigue a mitad de precio con movidas brujas”. (La Regine de Aluminios El Mono).

Dentro de la crítica que realiza el autor, también logro observar como deja traslucir su mirada acerca de los hechos políticos que acontecieron durante la década de los setenta y ochenta y, cómo afectaron también a este grupo.

“Santiago se bamboleaba con los temblores de tierra y los vaivenes políticos que fracturaban la estabilidad de la joven Unidad Popular”. (La noche de los visones).

“La Chumilou murió el mismo día que llegó la democracia, el pobre cortejo se cruzó con las marchas que festejaban el triunfo del NO en la Alameda. Fue difícil atravesar esa multitud de jóvenes pintados, flameando las banderas del arco iris, gritando, cantando eufóricos, abrazando a las locas que acompañaban el funeral de la Chumí. Y por un momento se confundió duelo con alegría, tristeza y carnaval. Como si la muerte hiciera su camino y se bajara de la carroza a bailar un último pie de cueca. Como si aún se escuchara la voz moribunda en la Chumi, cuando supo el triunfo de la elección. Denle mis saludos a la democracia, dijo. Y parecía que la democracia en persona le devolvía el saludo, en los cientos de jóvenes descamisados que se encaramaron a la carroza, brincando sobre el techo, colgándose de las ventanas, sacando pintura spray y rayando todo el vehículo con grafitis que decían: Adiós Tirano. Hasta nunca Pinocho. Muerte al Chacal”.(La noche de los visones).

Por otra parte, no puedo dejar de hacer mención a la descripción impecable que logra de lugares, objetos, sensaciones y olores… “Todo un mundo de periódicos y papeles colorinches para tapar las grietas, para empapelar con guiños y besos Monroe las manchas de humedad, los dedos con sangre limpiados en la muralla, las marcas de ese rouge violento cubierto con retazos del jet set que rodeaba a la cantante.” (La Muerte de la Madonna).

“La última moda fúnebre que la adelgazó como ninguna dieta lo había conseguido. La dejó tan flaca y pálida como una modelo del Vogue, tan estirada y chic como un suspiro de orquídea. El sida le estrujó el cuerpo y murió tan apretada, tan fruncida, tan estilizada y bella en la economía aristócrata de su mezquina muerte”. (La noche de los visones).

“Del grupo que aparece en la foto, casi no quedan sobrevivientes. El amarillo pálido del papel es un sol desteñido como desahucio de las pieles que enfiestan el daguerrotipo. La suciedad de las moscas fue punteando de lunares las mejillas, como adelanto maquillado del sarcoma”.

Desde el punto de vista de los sentidos, “Loco Afán” despierta y gatilla en el lector todo tipo de emociones asociadas a la rabia, impotencia, vergüenza y pena de sentir y ver cómo somos parte de esta sociedad que castiga la diferencia hasta la anulación, y más aún cuando ésta se cubre con el velo de la pobreza.

Así, el barrio pobre por una noche se soñó teatro chino y vereda tropical del set cinematográfico. Un Malibú de latas donde el universo de las divas se espejeaba en el cotidiano tercermundista. Calle de espejos rotos, donde el espejismo enmarcado por las estrellas del suelo, recogía la mascarada errante del puterío anal santiaguino”. (Nemesio Antúnez y Madonna).

Finalmente, los invito a conocer a Lemebel y a compartir sus impresiones acerca del escritor y de su literatura tan particular.