domingo, 7 de octubre de 2007

MALETIN LITERARIO


Cuando un grupo de escritores acepta la tarea del Gobierno para crear un Maletín Literario, creo que los comprendo, los comprendo demasiado bien. Es decir, se forma y construye un contexto donde todo está viciado, maleado para montar esa gran farsa del Maletín Literario. Por supuesto el gobierno, por su propia naturaleza, tiene una forma de pensar caótica, corrupta, miópe y viciosa. Y cuando el escritor acepta unirse a ese juego es cuando su capacidad comienza a funcionar al cincuenta por ciento, y es en el mismo juego de la supuesta noble tarea donde pierde toda perspectiva y ante sus ojos se pierden los matices y los contornos que lo hacen lo que era ¨un escritor¨. ¿De qué sirve aquí la inteligencia, la sensibilidad, la claridad cuando eres el invitado a realizar una noble tarea pagada y en la cual terminas posando para la foto en diarios de circulación nacional, haciendo gala de tus inmaculadas intenciones? Es decir, tu inteligencia es muda de facto y, entonces, el escritor en el fondo sabe, piensa y sueña que el hecho de estar de payaseé, es decir a la orden del circo del gobierno, ha amortiguado todas sus desventajas sociales e intelectuales, y ha comenzado a mordisquear el gran pastel. Se llega al extremo que una de las escritoras que fue asignada para seleccionar el Maletín realiza una crítica en un diario de circulación nacional, la escritora, en cuestión, es Marta Blanco y me parece (aunque acertada) derechamente timorata su crítica. Son tan evidentes los vicios de la propuesta en que ella participó, que ella no puede hacer la vista gorda. ¿Qué nos señala la escritora? Marta Blanco nos dice que ¨siempre entendí que debíamos elegir libros atractivos para niños de cuatro a nueve años. ¿Qué hacen ahí, entonces, ¨Hijo de Ladrón¨, ¨Cien Años de Soledad¨, ¨La Reina Isabel cantaba Rancheras¨, ¨La Casa de los Espíritus¨?¨ Por supuesto ella trata de suavizar este desliz de irse de lengua explicando que no estuvo en la última reunión y que, evidentemente, ella justificó de antemano su inasistencia. Uno se pregunta ¿De qué hablaron en las otras eternas reuniones? ¿En qué estaban pensando sus pares, la mayoría de ellos gozosos bajo el ala del gobierno? ¿Quién fiscalizaba los sueños de ese Maletín Literario? ¿Hay alguna sombra ejerciendo un poder fáctico a favor de aquellos libros? Uno tiene derecho a preguntarse si ¿Se estaba tratando de pagar algún tipo de deuda? ¿En qué estaban pensando los escritores que seleccionaron estos libros? ¿Cuál es el embuste que se les trata de vender a las pobres familias chilenas y a sus pobres hijos? ¿Qué mierda significa esta mierda de Maletín Literario? ¿Dónde mierda estaba la Michelle que nuevamente se la pasan por el aro? ¿O es que los ladrones andaban en las calles ya que no caben en la Moneda? Dicen que es una selección de libros de los que se clasifican en el anaquel como Novela, Cuento, Poesía y ¡entremedio encontramos cómic! y así suma y sigue, ya que esto es lo más evidente. Y entonces no queda otra cosa que pensar que en esas eternas reuniones, pagadas con el dinero de todos los contribuyentes, se ha perdido la visión periférica, sólo se ven las cosas que están delante de ella, pero no se ve por el rabillo del ojo. Y a uno no le queda más que pensar que los encargados de este proyecto y sus secuaces, tienen una visión chata, totalmente frontal, la visión de un energúmeno, la de una persona desplazada, la de una persona fuera de lugar. Y toda la gran visión visionaria, engreída, patética, abyecta de Bachelet se vuelve un gran revoltijo de incertidumbre. Así que le escribo esto para que nadie ni ella diga ¿Por qué alguien no me dijo algo? ¿Por qué alguien? ¿Dónde está ese alguien?

Cariños,
CÉSAR VALDEBENITO